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Análisis de Shadow Labyrinth para Nintendo Switch

Pac-Man cumple 40 años con un Metroidvania sorprendentemente adictivo.

Análisis de Shadow Labyrinth

Nadie esperaba que Pac-Man fuera a celebrar su 45 cumpleaños de esta forma: con una aventura que coge su mundo y lo retuerce de forma oscura y sorprendente. Amazon dio la primera pista con el episodio Círculo de Secret Level, y Bandai Namco puso la puntilla con el anuncio de Shadow Labyrinth, un metroidvania ambientado en ese oscuro universo que el cortometraje reveló al mundo.

Con una propuesta sombría y exigente, este juego reinventa el concepto del “Comecocos” y refuerza aquel de comer o ser comido. Lo hace como todo buen metroidvania 2D, con combate, exploración y recompensa para los curiosos. Pero, ¿logra hacerlo bien o se queda en ese camino en el que tantos otros se han quedado? La respuesta la tienes aquí, en nuestro análisis de Shadow Labyrinth para Nintendo Switch.

¿Qué hago aquí?

Desde la primera escena, Shadow Labyrinth deja clara su apuesta por una ambientación misteriosa y sombría: el jugador despierta en un planeta desconocido en la piel del Espadachín Número 8, un enigmático personaje invocado por una criatura robótica y esférica amarilla que recuerda inevitablemente a una oscura versión de Pac-Man llamada Puck.

La trama inicialmente juega con la incertidumbre: la misión del protagonista es difusa y apenas sabemos qué hacemos allí, guiados únicamente por las órdenes de un Puck que no parece trigo limpio. Pero, a medida que avanzamos, la historia se concreta bastante más, revelando poco a poco un objetivo claro y definido. Hay un punto de inflexión en el que empiezas a ver qué sucede, y ahí las preguntas cambian. ¿Qué hay realmente tras Puck? ¿Qué busca esa entidad que se oculta en el planeta que exploramos? ¿Y qué implica todo esto para el universo en el que nos encontramos?

Entrar en muchos más detalles sería arruinar parte esencial del encanto del juego. Descubrir por cuenta propia por qué hemos sido enviados al planeta, la verdad detrás de Puck, y qué sucede realmente con algunos habitantes que pueblan estos escenarios sombríos es uno de los grandes atractivos de la aventura. De hecho, el juego se encarga de premiar a los más curiosos con pequeños fragmentos de historia y lore ocultos en su enorme mapa.

Puede parecer que el misterio es excesivo al comienzo y que caminamos con una venda en los ojos, pero la trama pronto encuentra el equilibrio entre el suspense y la acción, entre el silencio y la información, y consigue mantener bien el ritmo e intrigar al jugador. Puede que a veces flaquee, pero en general lo hace bastante bien.

Un estilo visual único, oscuro e intrigante

Shadow Labyrinth apuesta por un estilo gráfico 2D que se aleja notablemente del típico pixel art. En su lugar, utiliza un curioso equilibrio entre escenarios dibujados con cierto toque artesanal con personajes principales que poseen elementos que parecen realizados en 3D gracias al juego de perspectivas y a unas animaciones bastante particulares.

Precisamente estas animaciones, al principio, recuerdan a los juegos estilo Flash que dominaron internet hace unos años. Esto puede chocar inicialmente, aunque con el paso de las horas nos acostumbramos y terminan encajando con acierto en el conjunto. De hecho, el estilo gráfico en general termina convenciendo gracias a la capacidad que tiene para crear una atmósfera oscura, hostil y llena de intriga, algo fundamental en un juego donde el misterio es el gran protagonista.

En cuanto a la paleta de colores, predominan los tonos sombríos, apagados o ligeramente desaturados que refuerzan eficazmente el tono del juego. La variedad de entornos es sorprendente: desde montañas, volcanes, bosques o cuevas, hasta instalaciones futuristas llenas de robots, todo ayuda a consolidar una ambientación que te envuelve desde muy pronto.

Especial mención merecen los jefes finales, que son posiblemente el punto más memorable del juego. Su diseño es macabro e inquietante, presentando reinvenciones oscuras y amenazantes con diseños basados en personajes de Bandai Namco y, sobre todo, del universo Pac-Man, incluyendo sus famosos fantasmas, que aquí se vuelven considerablemente más intimidantes.

Quizá la parte más discreta del conjunto audiovisual sea la sonora. La banda sonora no llega a ser especialmente memorable, aunque cumple con eficacia su función de acompañar y potenciar la ambientación. Mayormente ambiental, su intención clara es dejar que el jugador se sumerja en la exploración y el misterio. Los efectos sonoros, por otra parte, están notablemente trabajados: cada acción, movimiento y hasta los peculiares diálogos en el idioma semificticio del juego están perfectamente cuidados.

A nivel puramente técnico, aunque hemos jugado en una Switch 2, solo hemos podido jugar la versión de Nintendo Switch, ya que la Nintendo Switch 2 Edition no ha estado disponible antes del lanzamiento. El rendimiento ha sido impecable, manteniéndose estable a 60 fotogramas por segundo tanto en modo portátil como en televisión. En cuanto a la resolución, en portátil alcanza como máximo 720p, aunque en la pantalla más grande de Switch 2 luce realmente bien. A veces incluso logra disimular que no alcanza los 1080p de su panel.

El corredor del laberinto

Shadow Labyrinth tiene claro dónde está su fortaleza: abraza la esencia del metroidvania para darle su propio toque con mecánicas especiales. Como en todo juego de este género, la exploración es protagonista absoluta. El mapa, repleto de ramificaciones y caminos laberínticos, está cuidadosamente diseñado para incitar al jugador a explorar cada rincón. Desde el inicio, ves rutas que sabes que serán accesibles más adelante (el backtracking nunca se fue), y la curiosidad, lejos de frustrar, siempre se recompensa con valiosos objetos que sirven para comerciar, para mejorar al protagonista o incluso para saber más de este universo.

El sistema de control es otro de sus grandes aciertos, ofreciendo acciones simples pero con mucho potencial. El personaje principal, el Espadachín Número 8, dispone de un ataque básico con un combo de tres golpes dirigibles, y un ataque especial que consume energía ESP al pulsar el botón X. Esta energía, por cierto, es muy importante, ya que también se utiliza para esquivar mediante rolls o dash aéreos. Cuando la energía ESP se agota, tu personaje queda temporalmente vulnerable, incapaz de usar habilidades ni esquivas, por lo que gestionar esta barra se convierte en un desafío crucial durante los combates.

Aunque no es lo único que Nº 8 puede hacer, destacando especialmente el sistema de parry. Los enemigos indican el tipo de ataque que van a realizar mediante destellos: azul obliga a esquivar, pero rojo permite contraatacar si encajas bien el parry, dejando expuesto al rival. Dominar estas técnicas, en ocasiones, marca la diferencia entre salir airoso de combates o que te den una soberana paliza. 

Además, si necesitas un impulso adicional, puedes convertirte en GAIA, una poderosa transformación temporal que te hace invencible y aumenta enormemente el daño que causas. Para poder activarla necesitas recargar su energía consumiendo enemigos, lo que también te da más recursos para conseguir mejoras u objetos. Pero es el ingrediente casi final de la premisa jugable, ya que esta combinación entre GAIA, la gestión de ESP y los parrys hace que el combate, lejos de ser simple, se convierta en una de las facetas más profundas y brillantes del juego. Desafiante, sí, pero también endiabladamente satisfactorio.

Puck, la otra cara del laberinto

Quizá el punto más diferencial de Shadow Labyrinth, con permiso de su aspecto y ambientación, es su doble vertiente jugable. Además del Espadachín, en ciertos momentos tomamos el control directo de Puck, esa enigmática esfera amarilla inspirada en Pac-Man. Puck protagoniza sus propios momentos de plataformeo y exploración en raíles brillantes, donde puede atacar a enemigos lanzándose contra ellos, frenarse o saltar para superar obstáculos. Son partes que no solo aportan frescura, sino también un desafío adicional que se integra perfectamente en el ritmo general del juego.

Hay zonas en las que tienes que combinar a ambos personajes, y ahí es donde más brilla este título, como también se nota una de sus flaquezas: hay todo un derroche de originalidad y de buenas ideas, sobre todo en los retos plataformeros y los jefes, pero hay una ligera falta de finura en el control del Espadachín que a veces puede pasar factura.

Aun así, la jugabilidad general es muy satisfactoria, a la par que exigente. A veces Shadow Labyrinth resulta muy duro, pero siempre es justo. Cabe decir quela dificultad es elevada, especialmente en lo referente a la distribución y gestión de los puntos de control, que no siempre son abundantes. Aunque una distribución más generosa podría hacerlo más accesible, también es cierto que esto restaría parte de la atmósfera hostil y opresiva que caracteriza la experiencia. 

Por otra parte, cada combate contra jefes resulta muy estimulante. Estos enemigos, de diseño retorcido y macabro, te obligan a dominar tus recursos, interpretar sus patrones cambiantes y adaptar rápidamente tus tácticas para sobrevivir. De hecho, evolucionan durante la pelea, aportando elementos nuevos cada poco tiempo para que nunca bajes la guardia. Son de lo mejor del juego.

El Pac-Man más oscuro y atractivo

Shadow Labyrinth consigue sorprender con una fórmula arriesgada pero bien ejecutada, que toma lo mejor del género metroidvania para envolverlo en una atmósfera oscura, inquietante y atractiva. Su apartado visual refuerza un universo lleno de misterio que, aunque en ocasiones roza lo excesivamente opaco, sabe cuándo y cómo dar sus respuestas. Las mecánicas de exploración, la profunda estrategia que hay tras el combate y el uso combinado del Espadachín y Puck logran que su premisa jugable sea única.

Sin embargo, su elevada dificultad puede suponer una barrera para jugadores menos experimentados o impacientes, especialmente debido a la distribución irregular de sus puntos de guardado. Pero los mejores laberintos son los que te lo ponen difícil. Si logras adaptarte a su exigencia, descubrirás una aventura profunda y sorprendentemente extensa, llena de secretos por explorar y desafíos por superar.

Resumen del análisis de Shadow Labyrinth en Nintendo Switch

Shadow Labyrinth

80
Notable
Shadow Labyrinth se adentra en el lado más oscuro y perturbador del universo Pac-Man para ofrecer una aventura metroidvania exigente, misteriosa y profundamente estratégica. Con un diseño artístico cautivador, mecánicas bien equilibradas y una dificultad retadora pero justa, sorprende por su originalidad aunque flaquee un poco en su control.
Historia Valoración 4
Gráficos Valoración 4
Música y Sonido Valoración 3
Jugabilidad Valoración 5
Extras Valoración 3
  • Excelente diseño del mapa que recompensa constantemente la exploración.
  • Sistema de combate profundo y estratégico, con muchas mecánicas diferentes.
  • Atmósfera única, oscura e intrigante que atrapa rápidamente.
  • La dificultad elevada puede frustrar a los jugadores menos pacientes.
  • Puntos de control escasos y a veces mal distribuidos.
  • Banda sonora ambiental correcta pero poco memorable.

Redactado por:

administrator de Nintendúo
Redactor jefe de Nintendúo. Junto letras y observo a Google mientras como champiñones para estar siempre a la última sobre Nintendo.
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