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Impresiones de Donkey Kong Bananza en Nintendo Switch 2
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Impresiones de Donkey Kong Bananza en Nintendo Switch 2

Oooooooh Banana!

Jugando Donkey Kong Bananza en París.

Pocos se esperaban el regreso de Donkey Kong a la palestra convirtiéndose en uno de los juegos emblema de Nintendo Switch 2. Donkey Kong Bananza ha traído consigo el rediseño de uno de los personajes más míticos y clásicos de la historia, pero también un nuevo concepto en los plataformas en tres dimensiones que pueden revolucionarlos en la actualidad. ¿Qué pasa si rompes todo? Donkey Kong viene con ganas de romper no solo los moldes y te contamos qué nos ha parecido Donkey Kong Bananza tras probarlo en Nintendo Switch 2.

10 Minutos de Gameplay de Donkey Kong Bananza en 4K y HDR

Pasando la banana

Donkey Kong ha renacido. No es que Nintendo haya abandonado al personaje durante todas estas décadas desde que se lanzó Donkey Kong 64. De hecho, este mismo año llegó a Nintendo Switch Donkey Kong Country Returns HD con una aventura bidimensional de la mejor calidad. A pesar de esto, los proyectos en tres dimensiones suelen ser mucho más grandes, y Donkey Kong Bananza ha sido el momento de darle al personaje el foco de atención al convertirse en uno de los juegos de Nintendo Switch 2 más grandes en su lanzamiento.

El concepto cambia totalmente respecto al resto de juegos de Donkey Kong, basando su mecánica principal en algo que las consolas anteriores no podían hacer: Donkey Kong es tan bruto que puede romper todo lo que se encuentra a su paso, hasta el terreno. Los escenarios de Donkey Kong Bananza pueden moldearse incluso destruyendo montañas enteras. Cogiendo trozos de escenario y lanzándolos o incluso excavando bajo tierra haciendo túneles con sus puños.

Este juego rompe con todo lo visto anteriormente de Nintendo. Hemos tenido un montón de plataformas en tres dimensiones con Mario a lo largo de la historia, pero Nintendo ha querido distanciarse con este juego de Donkey Kong para poner sobre la mesa una premisa que no solo era imposible antes; también encaja a la perfección con Donkey Kong.

La agilidad de este personaje te permite moverte por los enormes escenarios con una libertad abrumadora, pudiendo correr, rodar y saltar, pero también escalar por las paredes. Junto con la posibilidad de romperlo todo a golpes y puñetazos, se trata en una experiencia muy satisfactoria y, por algún motivo, reconfortante a cada puñetazo.

Donkey Kong haciendo lo suyo

A pesar de que el concepto de este Donkey Kong es nuevo respecto a otros plataformas en 3D de Nintendo, su esencia se remonta a Donkey Kong 64. El objetivo es cumplir distintas misiones en su mundo, manipulando elementos y hablando con personajes que nos indicarán qué debemos hacer.

Esto nos ha transmitido una sensación similar a los juegos clásicos en tres dimensiones de la época de Nintendo 64, como Banjo-Kazooie.

Donkey Kong trabaja como minero en Isla Lingote, cuando una máquina crea un enorme agujero en la isla que la lleva hasta el subsuelo junto a un pequeño amigo con forma de roca. El objetivo de Donkey será derrotar a los que quisieron robar los minerales de Isla Lingote y lo hará rompiendo todo lo que se encuentre a su paso.

El juego se siente como si Donkey Kong fuera el dueño total del escenario, pudiendo moldearlo y moverse por él a placer de una forma muy satisfactoria. El escenario también es el protagonista en las batallas, porque luchar contra los enemigos requerirá también utilizarlo de diferentes formas, como tirarles trozos de rocas.

No solo se podrá romper todo a golpes: también hay ciertos tipos de minerales como los explosivos, que crean una onda expansiva que puede destruir una parte considerable del escenario o puertas con una dureza mayor a la que puede hacer frente Donkey Kong.

Tal y como ocurría con Super Mario Odyssey, Donkey Kong podrá conseguir el equivalente a sus energilunas cumpliendo ciertos objetivos en cada mundo. De hecho, su parecido en este sentido con Super Mario Odyssey es enorme, con cada gran banana que consiga teniendo su propio nombre de misión… y esto nos parece muy buena señal.

Rompiendo moldes

Donkey Kong no es Super Mario, pero Nintendo ha decidido darle el testigo al simio para que dé comienzo la generación más potente de su historia con un buen motivo detrás: Nintendo Switch 2 puede manejar muy bien la destrucción de escenarios gigantes que encaja a la perfección con Donkey Kong. Su parecido con Super Mario Odyssey y los plataformas en tres dimensiones de Nintendo 64 nos ha parecido una mezcla explosiva. Como si llevaras uno de esos clásicos de los videojuegos a la era actual.

El juego lucía impresionante a 60 imágenes por segundo, con algunas caídas puntuales en movimientos de cámara de escenas que no nos han preocupado en absoluto y que, esperamos, se solucionen en la versión final.

Redactado por:

Álvaro Rodríguez Estruel
administrator de Nintendúo
Voz y Mii en Nintendúo. Ingeniero electrónico. Gamer, pianista electrónico, fotógrafo en prácticas, inkling y héroe del tiempo.
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