Hemos jugado 8 horas de Dragon Quest III HD-2D Remake y aspira a ser uno de los mejores RPG de Switch
Impresiones finales de Dragon Quest III HD-2D Remake para Nintendo Switch.
Probablemente, uno de los remakes más esperados por los usuarios de Nintendo Switch, pero sobre todo por los seguidores de Dragon Quest. Ha necesitado más tiempo del previsto, pero en Square Enix tenían claro que aquí no se podía fallar, y no parece que lo hayan hecho. Hemos podido jugar casi una decena de horas a Dragon Quest III HD-2D Remake en Nintendo Switch, la preciosa reinvención del clásico RPG de NES de finales de los 80 y os vamos a contar todo (lo que podemos) en estas impresiones finales.
Gameplay de Dragon Quest III HD-2D Remake
El viaje del héroe
Un cuestionario, una misteriosa deidad y un héroe que comienza sus andanzas bajo la alargada sombra de su padre. Dragon Quest III HD-2D Remake se separa poco del juego original y de las bases que definieron a esta franquicia, con una historia que nos lleva a controlar a Erdrick, a quien podemos bautizar como queramos, el día de su decimosexto cumpleaños.
Nuestro protagonista apunta maneras, y no le queda otra. Su padre es una heroica figura conocida como Ortega, quien desapareció dejando tras de si todo un legado de hazañas. El juego tarda muy poco en dejarnos claro lo importante que fue este personaje y no se corta en insinuar que su paradero quizá no fue el que se dice, como también en presentarnos a la amenaza de Baramo, la encarnación del mal que planea arrasar con el mundo. No dudamos ni un ápice que tendremos que enfrentarnos a él.
Como estáis viendo, la trama principal comienza con el punto de partida perfecto del viaje del héroe. En nuestras primeras horas, no nos hemos topado con demasiadas sorpresas que no sean algo habitual del género. Aunque en este caso tiene sentido: no deja de ser un remake de un referente del que muchos aprendieron. Así que, ¿fue antes el huevo o la gallina?
Necesitamos mucho más para saber cómo avanza la trama, ya que los primeros compases se limitan a llevar al protagonista y sus compañeros, a quienes reclutas como mercenarios en la posada de Petricia, de un lugar a otro resolviendo problemas. Una idea familiar, pero distinta, porque los miembros de nuestro equipo son guerreros a los que reclutamos, y por ahora no hemos visto ningún tipo de interacción entre ellos. Veremos si no supone un problema con el paso de las horas.
Bonito por fuera, duro por dentro
Aunque ya hayan pasado siete años desde que vimos el primer juego en estilo HD-2D, no deja de ser sorprendente. El remake de Dragon Quest 3 aprovecha este estilo gráfico, mediante Unreal Engine, para brillar de una forma muy sorprendente. En las pocas horas que llevamos, hemos recorrido bosques, montañas, praderas, cavernas y varios pueblos, y no hay lugar que no nos haya hecho pararnos a contemplar.
Todo es llamativo: colores que vibran, juegos de luces y sombras que resaltan con reflejos y proyecciones que dan vida al mundo y que exprimen aún más las posibilidades de este estilo. Además, el ciclo día-noche hace que el resultado sea aún mejor (y sus posibilidades van más allá de lo estético, ahí lo dejamos). Hay escenarios nocturnos que saben sacarle muy buen partido a la iluminación dinámica. Y eso, combinado con la banda sonora de Koichi Sugiyama, reinterpretada por la Orquesta Sinfónica de Tokio, es una auténtica delicia.
Sin embargo, no se lo pone fácil a Switch. Del mismo modo que nos ha sorprendido lo bien que luce todo, desde los sprites de los enemigos más simples hasta los haces de luz que entran por las ventanas o los reflejos de las antorchas en las mazmorras, también nos han sorprendido los problemas de rendimiento que se observan en algunos lugares. Las escenas con más reflejos, sobre todo de noche, suelen venir acompañadas de caídas bastante notables en la tasa de fotogramas por segundo.
Un percance técnico que empaña un apartado que, por otra parte, es impecable. Afortunadamente, no nos ha provocado problemas en el control y un RPG se puede permitir estas caídas hasta cierto punto, pero es una lástima que Dragon Quest 3 Remake sufra estas inconsistencias en Switch cuando todo se ve tan bien.
No podemos ahondar mucho en sus mecánicas, porque todo buen RPG necesita su buena dosis de horas para encontrar sus complejidades y entender sus posibilidades. Sin embargo, nos llama la atención cómo este remake sigue manteniendo un buen nivel de dificultad en las batallas. Las mazmorras gozan de diseños serpenteantes y, en ocasiones, lo suficientemente enrevesados como para no tener claro por dónde ir.
Lo compensan en la mayoría de ocasiones, pero otras veces estos caminos suponen numerosos encuentros aleatorios con enemigos que pueden jugarte malas pasadas si no te preparas bien. Llevamos pocas horas de partida, pero ya hemos tenido que parar por las iglesias en más de una ocasión para revivir a aliados caídos pagando donativos (ni aquí se libran del cepillo). DQ3 nos ha dejado muy claro que hay que planificar bien los ataques, habilidades y hechizos a usar en cada turno antes de dejar que la batalla se desarrolle, porque hasta el enemigo más simple puede lanzarte varios ataques seguidos y ponerte en jaque.
Familiar, pero diferente
Aunque se vea nuevo, todo en este remake apela al original. Desde mantener la incertidumbre de saber a quién atacas cuando te diriges a un grupo de enemigos idénticos, hasta los lentos paseos por los menús de equipamiento para distribuir armas, escudos y demás piezas de equipo al preparar al grupo. Sí estamos echando en falta una mayor agilidad en la gestión del inventario y el equipamiento, aunque por el momento no está siendo un problema.
Nos ha llamado mucho la atención lo lentas que pueden llegar a ser las batallas dejando la velocidad estándar. Por suerte, una de las mejoras QoL del remake de Dragon Quest III es la posibilidad de acelerar los combates, y es toda una bendición. Del mismo modo, poder memorizar los diálogos que quieras para recordarlos cuando sea necesario nos ha parecido no solo útil, sino algo que debería estandarizarse en todo el género.
Tenemos mucha curiosidad por ver cómo evoluciona el sistema de reclutamiento de aliados, y de cómo afectan los atributos de personalidad que poseen, o las nuevas vocaciones que se han añadido en el remake. Aunque también nos preocupa que la formación de un equipo de personajes que eliges a placer rompa con la sensación de grupo. Una de las mejores partes de toda aventura es la conexión con tus compañeros, y por el momento apenas hemos visto nada por el estilo.
Aunque sí hemos visto ya varias localidades repletas de encanto que nos han demostrado no solo la magistral localización al español de esta entrega, sino también lo bien que funciona el doblaje y los acentos que tanto echábamos de menos. Todo el que haya jugado a Dragon Quest sabrá que hay pueblos con su propia forma de hablar, y aquí es algo que brilla desde el primer momento.
Todo en este remake te hace sentir como en casa tanto si jugaste al original como si te gusta el rol por turnos. No sabemos cuánto llegará a diferir respecto al original y si se atreverá a hacer alguna pirueta sorpresa cuando la partida avance más. Pero, por el momento, está siendo todo lo que podíamos esperar del remake de un clásico.
Que comience la aventura
Y esa es la sensación que nos está dejando. Llevamos unas 8 horas aproximadamente de partida a la hora de escribir estas impresiones finales de Dragon Quest 3 HD-2D Remake, y está cumpliendo punto por punto con lo que esperábamos de él. Está siendo una aventura RPG clásica hasta la médula que rinde homenaje a la obra original y trata de mejorarla en todos los sentidos.
Las mejoras de calidad de vida agilizan y facilitan la navegación por su mundo, la dificultad puede pillar por sorpresa y cada nuevo lugar que visitamos nos invita a explorarlo a fondo. Apunta maneras para volver a ser un clásico y un imprescindible del género, a pesar de lo abarrotado que está en Nintendo Switch. Pero la aventura acaba de comenzar. Volveremos cuando hayamos hecho de Erdrick un auténtico héroe para contaros si la suya es una hazaña que merece ser vivida.