El hardware ha avanzado muchísimo en muy poco tiempo. Hace una década nos parecía imposible poder disfrutar de una aventura como Zelda: Breath of the Wild donde quisiéramos, y no solo la hemos disfrutado, sino que también hemos tenido una secuela aún más ambiciosa. Algo que podría parecer auténtica brujería en la época de los 16 bits, sobre todo si vemos cómo eran algunos kits de desarrollo para Super Nintendo: unos monstruos del tamaño de una Xbox Series X.

Y no exageramos. Como podéis ver en la siguiente imagen, uno de los dispositivos utilizados para trabajar en dicha consola tenía exactamente la misma forma que la consola de actual generación de Microsoft. La única diferencia, salvando variaciones en las medidas, está en los colores y, obviamente, en el propósito para el que se usaba.

Cabe mencionar que no era el único kit de Super Nintendo que usaban los programadores. De hecho, Intelligent Systems, que por aquel entonces hacía hardware además de juegos de Fire Emblem, elaboró varios modelos con prestaciones distintas, aunque todos ellos compartían este diseño monolítico.

Aunque su nombre sea Super NES Emulator-SE, su objetivo era ni más ni menos que facilitar a los estudios el poder trabajar en juegos para Super Nintendo. Su interior, además, muestra numerosas placas interconectadas para no solo desarrollar, sino también permitir usar funciones de depuración y testeo en los proyectos. Una diferencia descomunal si comparamos estas máquinas con los kits de Switch y que, de nuevo, nos recuerda cómo ha pasado el tiempo.

Fuente