Análisis de Blasphemous II para Nintendo Switch
Buscar
Inicio > Análisis > Análisis de Blasphemous II para Nintendo Switch
Análisis de Blasphemous II para Nintendo Switch
Análisis

Análisis de Blasphemous II para Nintendo Switch

¿Uno de los mejores Metroidvania de Nintendo Switch? Lee nuestro análisis de Blasphemous 2 y descubre si es milagro, blasfemia o ambas cosas.

El género Metroidvania lleva años dejando para el recuerdo obras de gran calibre que han nacido sobre todo en el mercado indie. Fue en este género y este terreno, alejado de los grandes presupuestos y exigencias del triple A, donde The Game Kitchen logró dejar su huella en 2019 con Blasphemous. El Metroidvania del estudio sevillano cautivó a medio mundo por su visión del folclore y la imaginería española y se fue puliendo con el paso de los años para terminar de redondear todas las aristas de su lanzamiento y abrir el camino a una secuela. Agosto ha llegado y, tras semanas de penitencia, ya os podemos contar cómo es esta nueva entrega en nuestro análisis de Blasphemous II para Nintendo Switch.

El hijo del Milagro

El primer Blasphemous nos emplazaba a Cvstodia, lugar en el que un Penitente debía plantar cara a Su Santidad Escribar, que había abusado de la bondad del Milagro (un ser divino) para adueñarse de todo e implantar su tiránico mandato sobre la población. Una hazaña que llevaba a combatir contra el Hijo Último del Milagro y a descubrir varias sorpresas que se engrandecieron con el final secreto de Wounds of Eventide, DLC final de aquel.

¿Por qué contamos todo esto si esto es un análisis de Blasphemous 2? Porque en esta ocasión vuelve a surgir la amenaza de un hijo del Milagro, con un corazón que asoma en el cielo sobre la Ciudad del Santo Nombre. Una situación que provoca el resurgir del Penitente, quien había sido enterrado, y que lleva al mismo a enfrentarse a la Archicofradía, otros penitentes elegidos para procurar por todos los medios que este nuevo retoño nazca.

Ese planteamiento no cambia a lo largo de toda la aventura, como tampoco el extraño papel y la influencia de la figura del Milagro (a veces bondadoso, a veces brutalmente cruel) sobre todas las personas y seres con los que te encuentras. Mentiríamos si dijéramos que teníamos claro en todo momento por qué avanzábamos o peleábamos, y es que el objetivo principal a veces se diluye por la información que recibes a medida que derrotas a los jefes principales.

La cara oculta del Penitente

Sí, tu misión es acabar con una serie de jefes para hacer que la ciudad que se había elevado a los cielos baje a la tierra y, posteriormente, liberar una serie de criaturas para conseguir acceder a donde va a tener lugar el nacimiento del nuevo hijo del Milagro. Sin embargo, con el paso de las horas, y a medida que interactúas con los diferentes NPC que te cruzas, te das cuenta de que algo no termina de encajar.

Esto ya sucedía con el primer Blasphemous y aquí se acentúa. Las descripciones de determinados objetos, las ominosas sentencias de prácticamente cada personaje… Hay cierto aire críptico impregnándolo todo para dejar claro que hay algo más tras ese Milagro que adoran con tanto fervor religioso. Los indicios están, pero cuesta conectar los eslabones para hacerse una idea clara de lo que pasa realmente en esta historia.

Dudamos que haya un único final, porque las respuestas que hemos conseguido por ahora se antojan insuficientes, y porque la anterior entrega contaba con varios. Pero no podemos negar que la trama en ocasiones nos haya resultado poco interesante por esa confusión que se genera.

Lo de estos píxeles debe ser pecado

El apartado artístico de Blasphemous II es, sin lugar a dudas, uno de sus puntos fuertes. The Game Kitchen ha vuelto a hacer gala de su dominio del pixel art para conseguir un resultado sobresaliente no solo a la hora de representar sus diseños, sino también de animar a todos y cada uno de los personajes que hay en pantalla.

Mansiones antaño lujosas, poblados de la España profunda, castillos sumergidos, iglesias olvidadas… La variedad de escenarios es la excusa perfecta para hacer desfilar por pantalla una procesión de píxeles con un buen gusto soberbio. El estudio ha vuelto a optar por usar dichos píxeles en bruto, pero aun así logra transmitir en todo momento el aire brutal y decadente de este mundo. Hay fondos que parecen sacados de lienzos firmados por el mismísimo Goya y personajes con diseños tan icónicos que resultan imposibles de olvidar.

Todo, huelga decir, a 60 fotogramas por segundo, aunque aquí sí que hay algo que juega en contra. El único “pero” que podemos poner en este sentido es que hemos notado ciertas ralentizaciones en Switch, tanto en Modo Portátil como en Modo TV, sobre todo presentes al entrar en nuevas partes del mapa. Sorprendentemente, en zonas abarrotadas de enemigos y con más efectos en pantalla, no hemos tenido este problema.

También nos hemos topado con ciertos glitches, como barras de vida que se duplicaban, NPC que aparecían donde no debían, una cámara que en contadas ocasiones juega malas pasadas o incluso el bloqueo de los controles. Afortunadamente, y por lo que hemos podido comprobar, casi todos han desaparecido en la versión 1.0.3 del juego.

Y el sonido pura blasfemia

La mayoría de los que leáis esto, si os aventuráis en esta secuela, seguramente notéis infinidad de elementos familiares en el apartado sonoro de Blasphemous II. En lo musical, el equipo no ha dudado en coger compases tradicionales del folclore español y moldearlos a su antojo para brillar con especial fuerza sobre todo en los combates contra jefes.

La guitarra acústica es la gran culpable de esta familiaridad, aunque otros experimentos, como el que convierte el combate contra un jefe en un cruento baile sobre un tablao flamenco, no solo logran reflejar aún mejor las influencias culturales de este título, sino que las aprovechan y exprimen para terminar de darle ese empaque que lo hace tan único.

No podemos dejar atrás tampoco el soberbio trabajo de doblaje, con un reparto en el que hemos oído más de una voz familiar del cine, ni tampoco el acabado sonoro en general. Siendo tan visceral, y explícito en ocasiones, sorprende la finura con la que se ha trabajado su sonido, con detalles como el de esas notas que suenan al pisar ciertas plataformas.

Al igual que su apartado gráfico, el sonoro eleva el listón respecto a su predecesor y logra hacer que el acabado artístico sea totalmente redondo.

Una penitencia mucho más ambiciosa

La ambición es otra palabra clave que no podemos pasar por alto en este análisis de Blasphemous 2 para Switch, porque es algo que salta a la vista desde el momento en el que empiezas la partida. Se hace notar con el cambio de las secuencias pixeladas del primer juego por las animadas de esta secuela, pero sobre todo en materia de jugabilidad.

El estudio ya tenía una fórmula base, y ha buscado potenciarla dando más en todos los sentidos. Nuestro Penitente ahora tiene 3 armas en lugar de una: Veredicto, mangual pesado y con elemento fuego; Ruego al Alba, espada estándar que usa la sangre del protagonista; y Sarmiento y Centella, doble espada rápida con elemento eléctrico. Cada una de ellas se juega de forma totalmente distinta, con sus propias habilidades (Recuerdos del Arma) a desbloquear; aunque, salvo la pesada, las demás tienen un sistema de parry y contraataque prácticamente idéntico.

Comienzas tu aventura solo con una de ellas, a escoger entre las tres, lo cual obliga a explorar primero una parte concreta del mapa que se va abriendo mientras progresas. Lo cierto es que se tarda poco en desbloquearlas todas, y eso amplía mucho y muy pronto las posibilidades de combate al poder elegir o alternar en base a la situación a la que te enfrentes (aunque Ruego al Alba es brutal tanto contra jefes como contra enemigos). También son necesarias para avanzar por determinados lugares, ya que cada una activa mecanismos concretos.

Algo que se combina, por otra parte, con los Rezos, una especie de habilidades mágicas que pueden ser ligeras y rápidas (Rezos) o más potentes y lentas (Cantos) y que consumen la barra de magia o Fervor; también con las Cuentas de Rosario, que se equipan para añadir determinados efectos; y con el Retablo de Favores, figuras que vas obteniendo y que se pueden combinar entre sí para darte más bonificaciones.

Blasphemous II apuesta por ampliar sus posibilidades tanto en este aspecto como en la exploración. De hecho, nos hemos topado con una buena variedad de secciones de plataformas, mecanismos y hasta laberintos que enriquecen bastante la jugabilidad. Como Metroidvania que es, tampoco falta el backtracking, dado que desbloqueas habilidades clásicas como el salto doble o el dash en el aire (necesarias para llegar a sitios antes inaccesibles), pero The Game Kitchen se ha asegurado de hacerlo más amigable marcando los objetivos en el mapa. También se ha asegurado de dar frescura al jugador, generando constantemente nuevas situaciones mientras avanza hasta el final.

El problema del Rosario

Sin embargo, a pesar de ese esfuerzo por hacer que Blasphemous II siga dando nuevas situaciones, sí que hay ciertos recursos que pueden antojarse algo repetitivos a medida que progresas en la partida. El uso de puertas a las que debes llegar antes de que se cierren, o de salas en las que permaneces encerrado hasta derrotar a varias hordas de enemigos, se convierte en una de las pocas costuras visibles del juego.

Y es algo que choca, porque existen otros elementos que también se repiten, como el uso de las campanas, los espejos, las raíces (no os vamos a decir cómo, descubridlo vosotros) o las plataformas móviles que también están muy presentes. Pero estos sí logran funcionar y no dejan esa misma sensación.

Por otro lado, la “segunda parte” de Blasphemous 2 deja bastante atrás el aire abierto de los Metroidvania para ser mucho más lineal, indicando constantemente el próximo destino al que ir para que vayas al grano. Una decisión pensada para mantener el ritmo, ayudar a los menos experimentados en el género, y seguramente divisoria entre los jugadores, aunque en nuestro caso no es algo que nos haya resultado problemático.

El pecado más placentero de Switch

Aun con sus bondades y defectos, con sus pecados y sus virtudes, Blasphemous II es mejor que su antecesor en todo y se erige como uno de los mejores metroidvania que hay tanto dentro como fuera de Nintendo Switch.

Su apartado artístico es impecable tanto en lo visual como en lo sonoro, sus referencias culturales construyen un mundo realmente icónico y hacen de este un juego con una naturaleza única. Sus mecánicas se han potenciado y diversificado para dar al jugador más herramientas, pero también enfrentarlo a más desafíos y, aunque algunos elementos sean repetitivos y su historia tenga algunos elementos bastante confusos, el conjunto final hace de Blasphemous 2 todo un imprescindible del género.

Si te ha gustado nuestro análisis de Blasphemous II para Nintendo Switch no olvides pasarte por el top completo de juegos de la consola en La Lista.

Resumen del análisis de Blasphemous II

Blasphemous II

81
Notable
Blasphemous II es un sádico y desafiante metroidvania que aprovecha el folclore español para construir una atmósfera que absorbe desde el primer segundo. Es más ambicioso que su predecesor, ofreciendo un combate más rico y desafíos más variados, pero se apoya demasiado en ciertos recursos que a veces resultan repetitivos y su críptica historia puede no ser del agrado de todos.
Historia Valoración 3
Gráficos Valoración 4
Música y Sonido Valoración 5
Jugabilidad Valoración 4
Duración Valoración 4
  • Un mapeado enorme y repleto de secretos y recovecos.
  • Combate variado y con un buen número de habilidades.
  • Un apartado artístico único e icónico.
  • Atractivo incluso para quienes nunca han jugado un Metroidvania.
  • La historia a veces se diluye y puede resultar algo confusa.
  • Pequeños problemas de rendimiento.
  • Algunos elementos repetitivos.
Archivado en:
Análisis
Etiquetado en:
Redactado por:
editor de Nintendúo
¿Qué te ha parecido?: