Análisis de Tamarindo’s Freaking Dinner para Nintendo Switch 2
Una locura que no deja indiferente a nadie.

Hay algo mágico… y extraño en las sitcom noventeras. Siempre con un grupo de personajes variopintos, risas enlatadas y miradas cómplices a cámara buscando la sonrisa del espectador. Una fórmula que Celery Emblem ha destilado, con su retorcida y peculiar visión, para dar vida a Tamarindo’s Freaking Dinner. Un juego que se anunció hace ya dos años para Nintendo Switch 2 y en el que nos hemos sumergido durante un buen puñado de horas.
Tras su psicodelia de neón, low-poly y diseños imposibles hemos descubierto un juego que no deja indiferente a nadie y con una premisa bastante interesante. Pero, ¿de verdad tiene madera para abrirse hueco en el fiero campo de los desarrollos indie? ¿Esconde algo bajo sus nombres locos y aire noventero? Te lo contamos en nuestro análisis de Tamarindos’ Freaking Dinner para Nintendo Switch 2.
Un menú de muerte
En Tamarindo’s Freaking Dinner encarnamos a Macario Macabro, un “currela” de la pizzería Rancho Muerto que tiene que hacer un reparto a una casa un tanto particular. Tras un psicodélico viaje en moto, potenciado por ciertas hierbas mágicas, acabas llegando a una retorcida mansión que no augura nada bueno… y es que tardas poco en descubrir que el pedido no era la pizza, sino tú. Y que no estás en una casa normal, ni siquiera en una casa de locos. Estás en una mansión de locos caníbales.
En poco tiempo, Macario es atacado por el anfitrión de la mansión y sus huéspedes tras ser informado de que él será la cena, encerrado en un baño y con una única misión: escapar de la mansión antes de que llegue la hora de cenar.

¿Y cómo va a escapar? Acabando con todos los que quieren darse un festín con él en un constante bucle temporal que le tiene atrapado, viviendo su muerte una y otra vez hasta que logre dar caza a todos los caníbales en una misma noche. Una premisa tan disparatada como la ambientación o el diseño del propio juego, y que da pie a una narrativa repleta de pieza que vas conectando a medida que estudias las rutinas de cada personaje y descubres sus relaciones mientras tratas de averiguar cómo aniquilarlos.
Simple, sí. Loca, también, pero es una historia repleta de diálogos con tintes absurdos, incontables chistes, mucha rotura de la cuarta pared y también mucha autorreferencia a los trabajos de Jacob Jazz. Tiene un aire de sitcom noventera que no se corta en imitar, pero con un caótico giro tan macabro como disparatado. No te enganchará por su trama, pero sí que te arrancará alguna sonrisa entre broma y broma, por bestia que sea.
Luces y sombras en Switch 2

Visualmente, Tamarindo’s Freaking Dinner es… distinto a todo. Esta aventura en primera persona un estilo propio, cargado de personalidad, que mezcla lo grotesco con lo caricaturesco, dando forma a escenarios que parecen salidos de un viaje psicotrópico de Tim Burton. Todas las estancias, pasillos y salas de la mansión están repletos de detalles, quizá un poco sobrecargados y caóticos (como la práctica totalidad del juego). Y todo además con luces y colores chillones que, en Switch 2, están bastante alejados de los juegos de luces y sombras de la versión de PC.
Lo cierto es que esta apuesta de estilo, que es claramente una decisión artística para hacer más desconcertante y confusa la experiencia, es muy arriesgada. Consigue que te pierdas, que te abrumes incluso, y que a veces no sepas exactamente por dónde vas. Pero también hace que cada estancia sea perfectamente reconocible y no haya dos salas iguales.

Eso sí, destila un aire “cutre” que puede no resonar con todo el mundo, y eso es algo que se extiende a todo, incluyendo los menús, el mapa, el inventario y hasta las líneas de las opciones de diálogo (con un texto inexplicablemente pequeño en Switch 2). Es una clara declaración de intenciones de su autor para dejar su firma y construir un estilo propio… que puede ser difícilmente atractivo para muchos jugadores.
Y en el apartado sonoro ocurre exactamente lo mismo. Aunque la ambientación sea tétrica y el juego haga humor a partir de lo macabro, hace que no te lo tomes como algo amenazado porque la mayoría de melodías son alegres, hasta festivas, que contrastan mucho con lo que se ve en pantalla. Desde luego, transmite mucho más la idea de estar en un show cómico-terrorífico que en un survival donde tu vida está en peligro. Justo lo que quiere.

Por otra parte, la versión de Nintendo Switch 2 está varios peldaños por debajo de la de Steam. El rendimiento no va del todo fino en ocasiones, aunque el juego funcione a 60 fotogramas por segundo, se ha reducido mucho en iluminación y algunas texturas son excesivamente pobres. No es algo que chirríe demasiado teniendo en cuenta el apartado artístico que tiene, pero, al comparar, parecen versiones distanciadas por dos generaciones de consolas.
Planificando un asesinato múltiple
Tamarindo’s Freaking Dinner te lanza a la acción rápido, y sin complicarse demasiado. De hecho, te presenta todas sus mecánicas desde el primer momento. Tienes un contador de tiempo que juega en tu contra, un mapa de la mansión y un horario en el que vas registrando las rutinas de los personajes y qué hacen en cada hora. La base para conseguir el asesinato múltiple con el que escapar de esta loca jaula de grillos.

Para conseguirlo, no solo tienes que seguir las rutinas de cada uno (ver qué hacen, con quién lo hacen y dónde están en cada momento), sino que también necesitas buscar la manera de darles caza para irlos aniquilando uno por uno en una sola noche ya que, a la hora de cenar, morirás y comenzarás de cero. Aunque, por suerte, algunos objetos que consigues se conservan entre bucle y bucle.
Lo cierto es que la muerte aquí forma parte del núcleo jugable, no solo porque pasará más de una noche sin que logres acabar con todos, sino porque el juego cuenta con decenas de finales “malos” (el único bueno es cuando cumples tu misión) en los que Macario acaba muerto de mil formas diferentes, a cada cual más disparatada e inesperada. Son muertes que se dan cuando superas pequeñas misiones que te encomiendan ciertos NPC de la mansión y forman parte de tu progreso para ir averiguando cómo acabar con tus principales enemigos.

Y la premisa, en general, es bastante interesante. Toda la mansión es una gran maraña en la que poco a poco vas desenredando los hilos y descubriendo cómo conseguir cada asesinato; pero no lo tiene todo a su favor. Algunas misiones son confusas, que no haya un registro de misiones activas para ver qué tienes pendiente resulta lioso, en ocasiones no tienes del todo claro cómo interactuar con algunos personajes y elementos y hasta el mapa y las rutinas horarias son algo obtusos. Si es algo que nace de la intencionalidad del autor o no, lo desconocemos, pero no le vendría mal un repaso con alguna de las actualizaciones que llegarán próximamente gratis con nuevo contenido. Tampoco le vendría mal aprovechar el giroscopio de Switch 2 para mover la cámara.
Por cierto, el juego no está disponible en español. Por ahora, se puede jugar en inglés, aunque su desarrollador afirma que más pronto que tarde habrá una traducción al español disponible.
Un juego de locos
Como un The Sexy Brutale (también español) invertido y retorcido, Tamarindo’s Freaking Dinner es un derroche de originalidad e irregularidad. Tiene buenas ideas, una identidad visual inconfundible y una premisa jugable con potencial. De hecho, su estructura de bucle es rápida y no cansa, su variedad de finales es bastante entretenida y esas actualizaciones futuras no hacen más que despertar nuestra curiosidad.

Sin embargo, aunque las piezas son buenas, no encajan del todo bien. Algunas colisiones y controles necesitan estar algo más afinados, la interfaz es bastante tosca en general, algunos puzles se pasan de rosca queriendo ser obtusos y el estilo general puede echar a muchos para atrás. Además, la versión de Switch 2 no sale precisamente bien parada en comparación con la de Steam.
Sorprendente, imperfecto y memorable. Tamarindo’s Freaking Dinner es posiblemente el juego más excéntrico y raro que vas a encontrar en Nintendo Switch 2. Un título con una estética y un humor que cualquiera recordará fácilmente. Algunos puede que como un sueño, otros, como una pesadilla.

Resumen del análisis de Tamarindo’s Freaking Dinner para Nintendo Switch 2
Tamarindo’s Freaking Dinner
Aspectos positivos
- Un estilo visual único y muy personal.
- Premisa original con sus bucles y numerosos finales.
- Se irá actualizando con más contenido gratis.
- Humor y tono macabros muy bien definidos.
Aspectos negativos
- Interfaz tosca y poco clara.
- Misiones e interacciones un tanto confusas.
- La versión de Switch 2 podría dar mucho más de sí.

