Análisis de Zelda Tears of the Kingdom para Nintendo Switch
Descubre en nuestro análisis de Zelda Tears of the Kingdom por qué este juego se ha convertido en el más grande de la historia.
Nintendo es ambiciosa. Lo demostró llevando un juego como The Legend of Zelda: Breath of the Wild a un sistema portátil, pero el paso que ha dado en Tears of the Kingdom supera todos los límites marcados: es probable que hayamos jugado la aventura más inmensa que ha existido nunca en los videojuegos. Algo tan loco y desproporcionadamente grande que creemos que nunca alcanzaremos a conocer todo su potencial. En este análisis a fondo vamos a contaros qué nos ha parecido Zelda Tears of the Kingdom para Nintendo Switch, qué hace bien y qué hace mal y si deberías lanzarte a su abismo y decir adiós a tu vida por una larga temporada.
Zelda Tears of the Kingdom, análisis en vídeo
Desterrados del recuerdo.
Tears of the Kingdom es la secuela de Breath of the Wild, no exactamente un Breath of the Wild 2. A grosso modo, podríamos decir que es más de lo mismo. No esperábamos otra cosa de una secuela y esto ha servido para amplificar la fórmula, cambiar algunas cosas y hacerte ver, una vez más, que el primer juego de Zelda en Nintendo Switch fue toda una obra maestra.
Parece que no ha pasado el tiempo y la primera impresión que te llevas de Tears of the Kingdom es la de estar jugando a una expansión o DLC de Breath of the Wild… y ciertamente podría ser así, aunque con unas dimensiones y posibilidades absurdamente grandes.
Este nuevo juego de Zelda comienza unos años después de los hechos ocurridos en Breath of the Wild, aunque la intención de Nintendo con este juego ha sido que pueda ser disfrutado por todos los jugadores, incluso si no conocen la historia de la precuela.
Esto ha provocado inconsistencias en el juego: los personajes no son apenas conscientes de su propia historia y, al no querer hacer spoilers sobre lo que ocurre en Breath of the Wild, tampoco se avanza en ese sentido y se opta por una trama totalmente nueva. Importantes personajes del primer juego apenas son mencionados, mientras que su enemigo principal, Ganon el Cataclismo, apenas parece que nunca hubiera existido.
Más historia original, menos profundidad.
Quien jugó a Breath of the Wild se preguntará qué le ha pasado a los personajes para que no tengan en cuenta su propia historia. Son decisiones para hacer más accesible el juego y que repercuten en la forma de contar su historia.
Si en Breath of the Wild tuvimos una trama centrada en el recuerdo y la evolución de los personajes en una situación de emergencia, en Tears of the Kingdom es el caso contrario: en pos de una historia épica se sacrifica la evolución de los personajes, que tienen sus propias motivaciones pero cuyos arcos argumentales se basan en la toma de decisiones, y no tanto en el crecimiento personal. No tendremos una princesa Zelda frustrada por no conseguir sus objetivos y sintiéndose culpable por decepcionar a su padre, o a una Mipha enamorada que, a cada escena, veía cómo Link estaba aún más cerca.
Para algunos, la historia de Tears of the Kingdom será la más especial y atrevida de Zelda, y para otros será el detonante que bombardea todo el lore de la saga, al concederse algunas licencias para saltarse sus propias normas.
Y a título personal: a nosotros nos ha gustado. Nos habría parecido genial que hubiera un poco más de evolución en los personajes como la tuvieron en Breath of the Wild, pero las sensaciones finales han sido muy similares.
Las lágrimas de Nintendo Switch.
Nintendo Switch ya no puede con sus propios juegos. La consola se lanzó en el 2017 con un hardware no especialmente puntero en potencia. Como consecuencia, los desarrolladores han tenido que ingeniárselas para llevar impresionantes apartados técnicos y mundos abiertos con resultados increíbles. Bueno, no todos.
6 años después llega Zelda Tears of the Kingdom siendo, sin lugar a dudas, el juego más potente y mejor optimizado de Nintendo Switch. Un mundo mucho más inmenso que el Hyrule de Breath of the Wild corre sin tiempos de carga para dejarnos con la boca abierta tras descender desde los cielos hasta incluso bajo tierra. El resultado ha sido un juego muy similar gráficamente a Breath of the Wild, con algunas mejoras notorias en la iluminación y la distancia de dibujado.
Con un apartado artístico que evoca a la animación japonesa, Tears of the Kingdom mantiene una estética de colores no muy saturados, optando por mostrar un contraste entre la oscuridad del subsuelo y la iluminación y brillo de Hyrule en sus cielos.
Además, se nos dan herramientas para modificar la iluminación en lugares oscuros a nuestro gusto. No con una alta precisión, pero con acabados muy buenos y naturales.
Análisis de rendimiento a Zelda: Tears of the Kingdom para Nintendo Switch.
Está claro que si el hardware fuera más potente se podrían obtener mejores resultados, sobre todo para paliar las consecuencias de la optimización extrema: la resolución máxima del juego es de 900p, variando en función de la carga de procesamiento en pantalla pero con valores mínimos limitados. Una vez esos valores se alcanzan, el rendimiento baja de forma controlada.
Tras el análisis técnico hemos visto que el objetivo de Zelda Tears of the Kingdom es mantener 30 imágenes por segundo estables, bajando hasta 20 fotogramas en momentos puntuales. Esto ocurre especialmente al aparecer transparencias y mallas en el terreno al usar los diversos poderes de Link. Su rendimiento es equiparable al de Breath of the Wild: molesta en ocasiones la baja resolución y la pérdida de fotogramas por segundo, pero es asumible y no perjudica la experiencia de juego.
La única pega técnica que tenemos son algunos tiempos de carga mal colocados en la entrada de los santuarios, haciéndonos creer que no van a existir o van a ser muy breves, como ocurría en Bayonetta, pero pasando la pantalla a negro. En ese sentido, preferiríamos que hubieran dejado algo similar a un ascensor, como en Breath of the Wild, y que esto pasará más desapercibido.
Si queréis saber más sobre rendimiento y gráficos, podéis leer nuestro análisis técnico de Zelda Tears of the Kingdom con framerate test.
Análisis técnico de Zelda Tears of the Kingdom y framerate test: ¿Aguanta Switch?
Zelda Tears of the Kingdom derrocha personalidad por los cuatro costados. Su base es Breath of the Wild y las zonas del cielo nos recuerdan mucho a la paleta de colores principal de Immortals, pero sabe desmarcarse con las impresionantes áreas subterráneas y una recta final aterradora que pone los pelos de punta. Realmente en algunos momentos hemos sentido mucha tensión al alcanzar ciertos lugares.
El sonido que se convierte en leyenda.
Porque la ambientación ha sido una de las cosas que más ha mejorado en este nuevo juego de Zelda para Switch: Breath of the Wild usaba un piano en su banda sonora como elemento principal, pasando bastante desapercibida para camuflarse con el sonido ambiente. En Tears of the Kingdom Nintendo da un paso al frente para sacar más jugo a sus propias creaciones y ser más atrevidos.
El resultado ha sido realmente espectacular: la banda sonora de este juego, junto a sus efectos de sonido, no solo tienen un gusto sobresaliente y encajan a la perfección con el apartado artístico. También se ha aprovechado para experimentar con nuevos sonidos increíbles y que magnifican el trasfondo oscuro del juego.
Además tiene doblaje a un montón de idiomas, entre los que se encuentran el inglés y el español, ambos con una calidad excelente y resultando algo más naturales que los vistos en Breath of the Wild.
Nuevos juguetes para un mismo universo.
Zelda creó una marca distinta con Breath of the Wild. El estilo de juego cambió radicalmente desde Skyward Sword y eso hizo que muchos nuevos jugadores llegaran a la saga, aunque Zelda, antes de Breath of the Wild, era otra cosa. En Tears of the Kingdom se sigue con la premisa de “caja de arena”, dando al jugador un gigantesco mundo que explorar, ahora más vertical que nunca, y un nuevo set de herramientas y habilidades que hacen que la experiencia se sienta muy diferente.
Como en la mayoría de juegos de mundo abierto, podremos movernos con nuestro personaje para explorar nuevos lugares y avanzar en la historia. Tendremos objetivos en forma de misiones principales y secundarias que nos harán un poco de guía, aunque el juego te invite a perderte. Esto hace que, al igual que el primero, tengas como objetivo jugar 10 minutos y terminar jugando dos horas. Tears of the Kingdom es incluso más entretenido de jugar que Breath of the Wild, teniendo más territorio que explorar y más posibilidades.
¿Exceso de libertad?
Los nuevos poderes nos permiten mover objetos de sitio, infiltrarnos en los techos para salir a la superficie, combinar objetos y retroceder el tiempo en elementos puntuales. La selección parece una serie de descartes de la primera entrega: una alternativa que no nos ha disgustado, pero que no es tan característica ni brillante como la de Breath of the Wild.
La infiltración es muy situacional y las superficies donde puede utilizarse deben tener cumplir ciertas condiciones que no se dan tan a menudo como quisiéramos. Con la Ultramano podemos mover cosas a distancia, pero no usarla directamente sobre objetos para golpear enemigos, algo que sí tenía Magnesis y que en Tears of the Kingdom echamos de menos. Esto es asumible porque su verdadero propósito es la construcción, pudiendo pegar objetos entre sí, aunque es posible que se te haga una tarea pesada y optes por otro tipo de soluciones para resolver los puzzles.
Nos ha preocupado que muchos de estos pueden resolverse con la combinación de la Ultramano y el Retroceso, pudiendo crear plataformas móviles como queramos y romper así gran parte de los puzzles del juego. Literalmente hemos llegado a saltarnos grandes secciones usando esta simple técnica.
Porque que haya muchas soluciones para un mismo problema también tiene que incluir tener algunas limitaciones, y en Tears of the Kingdom no existen, tanto para bien como para mal. La clave para que esto funcione está en el motor de físicas del juego, que mejora algunos puntos respecto a la precuela y sigue siendo el mejor que hemos visto nunca en videojuegos.
Los resultados absurdos de usar Combinación ha sido una de las cosas más divertidas del juego.
Se han eliminado muchos tipos de armas y objetos desde Breath of the Wild con el fin de utilizar la Combinación: si juntamos una flecha con una bomba nos saldrá una Flechibomba. Un escudo con una seta podrá hacer explotar una bomba de humo al golpearse, y las espadas adquirirán poderes elementales con algunos objetos. Estos son solo algunos ejemplos de una herramienta que nos ha encantado, dando resultados absurdos como armas que se pegan a otras armas y haciendo que quieras sacarte los ojos al ver lo que acabas de crear.
Este es el único poder que realmente se siente útil en los momentos de batalla, restándole importancia a las habilidades en los combates clásicos de Zelda. Y no es estéticamente bonito en la mayoría de los casos, pero es divertido comprobar lo que sale con estas combinaciones.
Explorando Hyrule una vez más.
El juego tiene una estructura de ruta prácticamente calcada a la de Zelda Breath of the Wild. Si has jugado al anterior, te darás cuenta de que la originalidad la han volcado enteramente en nuevas herramientas y lugares innovadores, porque es imposible no tener cierta sensación de pesadez al tener que hacer los mismos tipos de tareas principales de la anterior aventura una vez más.
Por suerte, Nintendo ha sabido variar el mundo de Hyrule lo suficiente para que no se sienta el mismo, con millones de cosas por hacer y multiples soluciones de abordarlas.
Creemos que Nintendo ha dado a los “científicos” jugadores de Breath of the Wild el juguete que querían con Tears of the Kingdom. Se echa de menos especialmente el poder del Paralizador, que acumulaba energía cinética para después soltarla. Este poder estaba específicamente creado para sacar el máximo provecho al motor de físicas y, sin él, creemos que se ha perdido un punto importante.
Han sido valientes haciendo un juego de Zelda complicado y desafiante. Hemos notado un aumento de dificultad en la saga que puede que pille de imprevisto a muchos jugadores, pero que considerábamos necesario y que terminará aportando más diversión.
La historia principal yendo al grano, puede tomarnos en completarla alrededor de 50 horas. Pero como os decíamos: se trata de un título tan inmenso en tamaño y contenido que podrías perderte en él cientos de horas, experimentando y viendo todo lo que ofrece.
Del cielo al infierno.
Zelda Tears of the Kingdom es un juego innovador a su manera. No por su premisa, que es calcada a la precuela, si no por la forma en la que hace las cosas. Seguro que te viene a la mente que es más y mejor, y no irías desencaminado. Es muchísimo más y diferente, con un concepto más alejado de lo que es Zelda y explorando nuevos terrenos en un “playground” gigantesco que se extiende hasta el absurdo.
Ahora, además de explorar el gigantesco Reino de Hyrule, podemos también visitar islas desperdigadas en el cielo a las que tendremos que ingeniárnoslas para llegar. Ya sea con construcción de vehículos, usando las habilidades de Link o incluso el entorno. Curiosamente, la propia construcción está relativamente limitada por un número limitado tipos de piezas, además del uso de baterías. En este sentido, el vapuleado Banjo-Kazooie: Baches y Cachivaches lo hizo muy bien en Xbox. Con todas las opciones que se dan para resolver los puzzles o derrotar enemigos, de las últimas cosas a las que se suele recurrir es a la construcción por la relación tedio-eficacia del proceso.
Mira hacia arriba. Ahora, hacia abajo.
Nos ha sorprendido mucho el subsuelo de Hyrule y la profundidad del mismo. Si Breath of the Wild ya se sentía con una gran verticalidad de juego, Tears of the Kingdom llega a puntos que no pensábamos que pudieran llevarse a cabo en la consola: bajo tierra la ambientación cambia totalmente para ofrecer una experiencia diferente al cielo e Hyrule. La inclusión del subsuelo ha sido simplemente genial.
Regresan los Kologs y su alocado desafío de encontrar centenares de ellos por el mundo: esto se traduce en minipuzzles que, junto a las misiones secundarias y otros coleccionables, se encargan de alargar la duración, mantenerte muy entretenido y hacer que las horas pasen volando.
La construcción de Hyrule y la implementación de las clásicas “mazmorras” nos ha parecido muy original y natural dentro del marco del propio Tears of the Kingdom. A pesar de seguir la misma estructura, con alguna que otra sorpresa entre medias, el resultado final nos ha dejado muy satisfechos.
El videojuego más inmenso.
Cuando juntas algo enorme, y te empeñas en hacerlo aún más grande, te sale un monstruo como Zelda Tears of the Kingdom. Resulta increíble el tamaño y contenido que ofrece este juego: es algo tan loco que hasta que no lo juegas, no llegas a creértelo. Y menos que corra de forma tan correcta en Nintendo Switch.
Más no es siempre mejor, y en este caso es diferente. Zelda Breath of the Wild puede presumir de tener una combinación de poderes brillante, algunos echándose en falta en Tears of the Kingdom. Nos preocupa que las múltiples soluciones para los problemas se hayan topado con un exceso de libertad que hace que la mayoría de los puzzles se puedan resolver con una combinación simple de Ultramano más Retroceso. Y viendo las cosas que hicieron los jugadores con Breath of the Wild, nos da miedo pensar lo que pueden llegar a hacer con Tears of the Kingdom. Porque romperlo y saltarse partes clave parece más fácil que nunca.
Este juego va a dar a los fans de Zelda la epicidad argumental que estaban pidiendo, dejando a un lado la evolución y crecimiento de los personajes en favor de una historia que choca con el lore de la saga y te deja con más preguntas que respuestas.
Zelda Tears of the Kingdom es una experiencia única en los videojuegos y una expansión bestial de lo que conocimos en Breath of the Wild, con algunos momentos que te dejarán con la boca abierta y haciendo que te pierdas por su mundo sin que te des cuenta.
Si te ha gustado el análisis de Zelda Tears of the Kingdom para Nintendo Switch, no te pierdas el top completo de la consola en La Lista.
Análisis Zelda Tears of the Kingdom para Nintendo Switch.
The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom
- El mundo de Hyrule es inmenso y está lleno de cosas por hacer.
- Adictivo sistema de juego utilizando los nuevos poderes y la construcción.
- Moverse por el mundo es todo un desafío divertido y entretenido.
- La banda sonora es de las mejores que nos ha dado la saga Zelda y Nintendo.
- Múltiples formas de vivir la historia a tu manera.
- La estructura y desarrollo es prácticamente calcada a su predecesor.
- La libertad es un arma de doble filo que hace que se utilicen menos técnicas como la construcción o la combinación.
- Los personajes apenas tienen conciencia de su historia y muestran poca evolución durante el juego.