Análisis – Return to Monkey Island (Nintendo Switch)
Buscar
Inicio > Análisis > Análisis – Return to Monkey Island (Nintendo Switch)
Análisis – Return to Monkey Island (Nintendo Switch)
Análisis

Análisis – Return to Monkey Island (Nintendo Switch)

¿Quieres conocer el secreto de Isla Mono? No te pierdas nuestro análisis de Return to Monkey Island para Nintendo Switch.

El anuncio por parte de Terrible Toybox y Ron Gilbert del esperado ¿cierre? de la trilogía original de Monkey Island no quedó exento de cierta polémica. Y el motivo no fue otro que su renovado, y peculiar, apartado artístico. ¿Eran infundados esos temores? No te pierdas nuestro análisis de Return to Monkey Island, en su versión para Nintendo Switch, si quieres descubrirlo.

Una aventura que hizo historia

“¡Hola! Me llamo Guybrush Threepwood, ¡y quiero ser un pirata!” Con estas palabras daba comienzo The Secret of Monkey Island. Una aventura gráfica que marcaría un antes y un después dentro de la industria del videojuego. No en vano, hablar de Return to Monkey Island es, indisociablemente, hablar de la historia misma de los videojuegos. Porque sí, señores y señoras. Existió un tiempo en el que no todo se apostaba a la cadencia de tiro del fusil de asalto de turno. Una época en la que tocaba estrujarnos el tarro para resolver intrincados puzles.

Retrotraernos a finales de los 80 y principios de los 90 es hacerlo a la época dorada por antonomasia de las aventuras gráficas. ¿Y qué tenían en común títulos como Maniac Mansion, Grim Fandango o Indiana Jones? LucasArts. La compañía, ahora propiedad de Disney, se convirtió en protagonista del asentamiento de las bases de la industria del videojuego y del imaginario del género que aquí nos ocupa. ¿A qué viene tanto rollo? Sencillo, Threepwood y compañía están de regreso con un nombre propio: Return to Monkey Island.

Maniac Mansion

LucasFilm Games insinúa un nuevo juego de Maniac Mansion

¿Está preparando LucasFilm Games un nuevo juego de Maniac Mansion? Uno de sus máximos responsables de una pista demasiado descarada.
Análisis de Return to Monkey Island para Nintendo Switch

El auténtico rey de los piratas está de vuelta

Return to Monkey Island continúa la historia donde la dejaron las míticas aventuras gráficas The Secret of Monkey Island y Monkey Island 2: LeChuck’s Revenge. Y no se trata de algo casual. En 2014, Ron Gilbert afirmó que creó la saga pensando en una trilogía. Una que no daría por conclusa hasta que tuviera el control total sobre el proyecto. Y, por desgracia, hemos tenido que esperar varias décadas para verlo. Eso sí, a pesar del protagonismo de las dos primeras entregas, contamos con la posibilidad de revivir, gracias a un álbum de recortes, los principales acontecimientos vividos en el resto de títulos.

Ya han pasado unos cuantos años desde que Guybrush Threepwood se enfrentara al despiadado pirata zombi LeChuck. Un grupo de nuevos jóvenes piratas han tomado el poder de Isla Mêlée, Elaine Marley, el gran amor de nuestro querido grumete, ya no es gobernadora, al “bueno” de Stan lo han encerrado por “crímenes relacionados con el marketing” y el zoquete de Guybrush se siente frustrado por no haber logrado encontrar el secreto de Monkey Island. Con semejante panorama, queda claro que contamos con todos los ingredientes para una nueva, y desternillante, gran aventura.

Esencia de Grog

Me vais a permitir que modifique la estructura canon de este tipo de textos para comenzar dejando varias cuestiones claras desde el minuto uno de juego. Y es que, pese a los cambios estéticos y jugables, Return to Monkey Island se juega, se vive y, lo más importante, se siente como un Monkey Island en toda regla. Es decir, una vez más, nos encontramos ante una obra que logra mezclar, como si de un cóctel caribeño se tratase, aventura, puzles, Grog, vudú, magia negra y un humor, altamente desenfadado, que lleva décadas siendo marca inseparable de la casa.

Cada sonido, línea de texto o conversación es una deliciosa experiencia que, como si de un rumiante nos tratásemos, debemos saborear lentamente. Por si fuera poco, treinta y pico años después su hilarante humor sigue funcionando a las mil maravillas. No en vano, y más allá de lo intrincado de algunos de sus puzles, se trata de una aventura que se apoya, tanto jugable como artísticamente hablando, en dicho humor como combustible fósil (altamente adictivo y contaminante).

Análisis de Return to Monkey Island para Nintendo Switch

Por si fuera poco, y como ya hemos comentado unas líneas más arriba, el juego logra alcanzar un perfecto equilibrio entre el respeto a la obra original de Gilbert y compañía (presente en cada minuto de juego) y la necesidad de abordar otros caminos.

Tanto los nuevos personajes, como las localizaciones logran engancharnos desde el principio como si se tratase de elementos habituales en la saga. Como detalle curioso, contamos con tarjetas de trivial ocultas en los escenarios. ¿Su contenido? Preguntas relacionadas con la saga que logran aportar una divertida motivación extra para los fans más acérrimos.

Point & Switch

La renovada interfaz de Return to Monkey Island, resulta clave a la hora de dar forma a una experiencia totalmente gratificante, fresca y divertida. Uno de los mayores lastres del point & click siempre ha sido su desastrosa adaptación a consolas. Probablemente hayáis escuchado aquello de “como con el ratón y el teclado, nada”. No voy a entrar en ese debate, por interesante y enriquecedor que resulte. No obstante, solo os voy a decir una cosa. Nunca había disfrutado tanto de una aventura gráfica en consola.

El control y los movimientos de Guybrush se realizan, como si de cualquier otro juego se tratase, con el joystick izquierdo. Algo que hace mucho más sencillo desplazarnos e incluso correr. Por otro lado, los botones R o L o el joystick derecho nos permiten resaltar los diferentes elementos y personajes de cara a poder interactuar con ellos.

Olvidaros de aquellos infinitos comandos con verbos tan típicos del género. Aquí no es necesario probar todas las acciones disponibles con todos los objetos existentes. El famoso “hacer x cosa con y cosa” se ha suprimido en favor de algo mucho más sencillo y orgánico. Al situarnos sobre el personaje u objeto en cuestión, se nos indican las acciones disponibles en función del botón que presionemos. Os adelanto que se trata de un sistema mucho más engorroso de explicar que de jugar.

Un retorno al alcance de todos

Calificar la dificultad de una aventura gráfica no resulta sencillo. Y es que son muchos los factores que pueden influir en los tiempos de juego. No obstante, conviene destacar que Return to Monkey Island nos permite escoger entre un modo más accesible (al menos en lo que respecta a sus puzles) y otro más difícil. Algo que, por otro lado, acaba resultando una adición (irreversible tras comenzar partida) un tanto chocante. No en vano, ya contamos con un sistema de pistas al que acudir en caso de quedar atascados.

La aventura puede durar entre 8 y 10 horas aproximadamente. Y, aunque como jugador curtido en mil aventuras (gráficas) no me ha supuesto un excesivo quebradero de cabeza, sí que ha logrado despertar en mí un sentimiento de alegría y superación cada vez que completaba alguno de sus innumerables puzles.

Análisis de Return to Monkey Island para Nintendo Switch

Eso sí, el absurdo pierde algo de peso en los acertijos presentes en Return to Monkey Island en favor de una bienhumorada capacidad de raciocinio. Por otro lado, además de los logros, contamos con 5 finales diferentes que difieren en función de las decisiones que tomemos en varios puntos concretos.

Quedarse atascado en algún punto del juego es algo tan natural como esperable. No obstante, a poco que prestéis algo de atención a las miguitas de pan que van surgiendo por el camino, todo va a progresar de una forma bastante orgánica y fluida. Sin lugar a dudas se aprecia, de principio a fin, el mimo a la hora de diseñar cada uno de sus puzles. Y tal es el mimo por el detalle que incluso contamos con un resumen, al más puro estilo de las grandes series televisivas, para refrescarnos la memoria de nuestro progreso cuando cargamos una vieja partida.

El arte de la piratería

Y alcanzamos, como ya anunciábamos unas líneas más atrás, uno de los aspectos clave de Return to Monkey Island: su dirección artística. Es una cuestión que ha logrado generar cierta polémica repleta, como casi siempre suele ocurrir, de mucho ruido. Lo que está claro es que, más allá de la elección artística (para gustos colores) el juego luce a las mil maravillas.

Es cierto que la cámara es, una vez más, fija. No obstante, se nos presentan una amplia variedad de perspectivas y tomas diferentes. Por si fuera poco, cada movimiento, animación, cinemática o detalle en segundo plano es simplemente delicioso. Poco que achacar en este aspecto a Rex Crowle. El diseñador británico ha logrado insuflar de vida hasta el último rincón de la pantalla.

La guinda del pastel nos llega con el apartado sonoro. El regreso de Michael Land, Clint Bajakian y McConnell nos sirve, pasada por la quilla, una impresionante y orquestada BSO que respeta la saga original, pero que también sabe aportar un toque de frescura acorde con los tiempos que corren. El trabajo de doblaje resulta igualmente sorprendente. Destacando, una vez más, la labor de Dominic Armato como la voz de Guybrush Threepwood.

No es fácil dar cuerda (vocal) a uno de los personajes más importantes de la historia de los videojuegos y Armato ha vuelto a demostrar que ha nacido para ello. Para finalizar, los textos llegan en perfecto castellano. Con un gran trabajo de localización que sabe aprovechar, y a adaptar, con gran profesionalidad todos y cada uno de los juegos de palabras existentes.

Un regreso por todo lo alto

Estar a la altura de una de las sagas videojueguiles más importantes de la historia no resulta ni una tarea sencilla ni un asunto baladí. Por suerte, Return to Monkey Island lo ha logrado con creces gracias a una propuesta que mantiene intacta su esencia, pero que logra insuflar aire fresco a un género tan complicado de gestionar como el de la aventura gráfica.

Un humor tan absurdo que se torna serio, puzles por doquier, una gran aventura narrativa y la esencia misma de Monkey Island. Todo ello aderezado con acertados cambios jugables que lo hacen igualmente disfrutable en Nintendo Switch. Un sistema de pistas para los nuevos jugadores que le hace ganar en accesibilidad y un delicioso, y transfigurado, apartado artístico terminan de servir de colofón para un producto que luce a gran nivel. Por si fuera poco, se trata de un juego que nos ofrece un bocado de pura, y deliciosa, nostalgia con multitud de momentos 100% fan service.

En definitiva, Return to Monkey Island supone el regreso por todo lo alto de la franquicia de Elayne, Threepwood, LeChuck y compañía. Una aventura gráfica que sabe coquetear tanto con los viejos conocidos como con los nuevos jugadores. ¿Su mayor acierto? El respeto, pese a los cambios estéticos, por la obra original. Por cierto… ¿Cuál era el secreto de Monkey Island?

Si os ha gustado el análisis de Return To Monkey Island para Nintendo Switch, os recordamos que podéis ver el top completo de los mejores juegos de la consola en La Lista.

Análisis de Return To Monkey Island para Nintendo Switch

Return to Monkey Island

85
Notable
Return to Monkey Island se erige como toda una oda al point&click y una aventura gráfica genial, narrativa y artísticamente, que mantiene la esencia de Monkey Island. Aporta frescura y un nuevo e intuitivo sistema de juego.
Historia Valoración 5
Gráficos Valoración 4
Música y Sonido Valoración 5
Jugabilidad Valoración 4
Duración Valoración 4
Extras Valoración 3
  • Un sentido homenaje a las aventuras gráficas con Monkey Island como máximo exponente.
  • Excelente equilibrio entre puzles, nostalgia y humor.
  • Artísticamente es una verdadera delicia.
  • Su nueva interfaz se adapta muy bien a Nintendo Switch.
  • Toma prestados demasiados elementos, y momentos, de anteriores entregas.
  • Puede que no sea el regreso que algunos esperaban.
  • El teatro de lo absurdo ha perdido cierto peso.
Archivado en:
Análisis
Etiquetado en:
Redactado por:
Serafín Jimenez López
subscriber de Nintendúo
Murakamiano empedernido, Pynchoniano de nacimiento. Un desconcierto continuo en mundobola desde 1981. Escribo cosas en NintenDúo.
¿Qué te ha parecido?: