Análisis – Sonic Frontiers (Nintendo Switch)
Análisis de Sonic Frontiers para Nintendo Switch, el primer gran videojuego de mundo abierto de Sonic revoluciona la mítica saga.
Pensábamos que Sonic no iba a dar nunca el paso a los mundos abiertos tras muchos años sin grandes innovaciones. Pues con Sonic Frontiers se acabó la monotonía porque llega el juego más revolucionario de toda la historia de Sonic. Os traemos el análisis de Sonic Frontiers para contaros cómo ha sido esta refrescante experiencia de un mundo abierto de Sonic casi imposible en Nintendo Switch.
Video Análisis de Sonic Frontiers para Nintendo Switch
Un Sonic que no parece Sonic
Hacía mucho tiempo que Sonic no nos presentaba un juego como este: Sonic Frontiers parece una evolución de los clásicos juegos del erizo, pero con una gran inspiración por algunos de los juegos más exitosos de los últimos tiempos.
Sonic termina atrapado en un gigantesco archipiélago llamado Starfall del que deberá escapar, además de salvar a sus amigos. No es un lugar cualquiera, y es que este misterioso lugar está repleto de máquinas cibernéticas hostiles que quieren acabar con Sonic.
La historia no tiene un avance muy precipitado y se toma su tiempo para arrancar. Aquí se nota mucho que SEGA ha puesto por delante la jugabilidad antes que la narrativa. El hilo principal es intenso pero lento, mientras que por medio nos vamos encontrando misiones con temáticas anodinas que pueden llegar hasta a aburrirnos.
Pero ahí llega la jugabilidad al rescate, porque Sonic Frontiers deja caer gran parte de su peso en el sistema de juego, que es realmente entretenido.
No hemos notado una gran diferencia en los personajes y su evolución respecto a otros juegos de Sonic. Cada uno está encasillado en su papel, incluido el propio erizo, y SEGA no ha querido salirse mucho del tiesto explorando nuevas facetas de estos protagonistas.
El juego está doblado a varios idiomas, entre los que se encuentra el inglés y el español, con una calidad muy alta y haciéndolo más accesible para todo el público.
Cuando Nintendo Switch no puede correr mucho más rápido
Los recientes juegos multiplataforma que llegan a Nintendo Switch están sufriendo de lo lindo. Los estudios, tras casi seis años con la consola en el mercado, ya la tienen muy dominada. Pero esta plataforma está llegando a su límite técnico y aun todos los trucos de optimización, en ocasiones, siguen quedándose cortos.
Es el caso de Sonic Frontiers: se trata de un juego enorme de mundo abierto con un montón de elementos con los que interactuar, enemigos, plataformas flotantes y detalles por los escenarios. Normalmente, y ante este tipo de situaciones, en Nintendo Switch se reduce el número de imágenes por segundo de elementos lejanos o entran de forma progresiva según nos vamos acercando, por poneros algunos ejemplos. Con Sonic Frontiers se han podido hacer unas cosas, pero otras no.
El juego tiene un frame-rate objetivo de 30 imágenes por segundo, algo más que asumible teniendo en cuenta los breves tiempos de carga del mundo abierto en conjunción con el nivel de optimización en elementos del escenario. Realmente, nos ha sorprendido cómo SEGA ha trabajado el juego para que las pantallas de carga no sean excesivamente largas, algo que no esperábamos tratándose de un título de mundo abierto.
El rendimiento es muy variable, teniendo un montón de problemas visuales comunes en los juegos de mundo abierto. El pop-in es lo más destacado: todos los elementos flotantes, árboles, carriles o plataformas que no se muestran siempre en pantalla aparecen de golpe, sin transiciones que suavicen el resultado. Este detalle puede llegar a ser molesto, especialmente cuando vamos a toda velocidad y algunas plataformas llegan a aparecer en frente de nuestras narices.
Sonic Frontiers roza el límite en el que el apartado gráfico empezaría a perjudicar la jugabilidad, incluso a veces, pasando de esa línea. Hemos visto tras el análisis técnico que el rendimiento puede caer hasta las 20 imágenes por segundo (en modo portátil) de forma puntual en Sonic Frontiers para Nintendo Switch, aunque no es algo preocupante ya que su recuperación suele ser muy rápida. En el plano técnico, vemos más preocupante un frame-pacing que se siente especialmente en las batallas, que suceden en pleno mundo abierto y a toda velocidad.
En ocasiones, la resolución del juego baja muy por debajo de los 720p, tanto en modo televisor como en modo portátil. Precisamente, jugando en mano, vemos como el frame-rate se resiente bastante más que en modo televisor. Aun así, es perfectamente jugable en cualquiera de los dos modos.
Hasta que te acostumbres, pasarás un buen rato preguntándote si realmente estás ante un juego de Sonic.
Esto se aplica al mundo abierto, porque en las fases cerradas de estilo clásico la cosa va mucho mejor, siendo un juego mucho más estable y visualmente muy potente.
Nos ha impactado la música que compone la banda sonora de Sonic Frontiers: al contrario que los clásicos juegos con música de estilo rockera o punk, aquí se ha optado por un minimalismo que nos recuerda a la suave música del mundo de Zelda: Breath Of The Wild, con pianos que sirven para decorar nuestra experiencia en las islas Starfall y que, creemos, que no terminan de encajar con un juego de plataformas y velocidad como este. También tendremos canciones movidas, especialmente en las fases clásicas de Sonic como una referencia a su propio pasado.
En realidad, pensamos que nada encaja en Sonic Frontiers: su apartado artístico hiperrealista y natural nos ha chocado un poco con un Sonic tan clásico. Hasta que te acostumbres, pasarás un buen rato preguntándote si realmente estás ante un juego de Sonic o un simulador de naturaleza con poca personalidad.
Sonic Frontiers rompe los límites
Sonic siempre ha sido un juego complicado; no hablamos de su dificultad, sino de su sistema de juego basado en las plataformas y la velocidad con un control muy guiado que, en ocasiones, puede ser frustrante.
En Sonic Frontiers esto se ha mantenido para no romper totalmente con la saga. Y, aunque parcialmente guiado, tenemos un sistema de control adaptado a fases en tres dimensiones donde la guía es más fuerte, y otro para el mundo abierto y el plataformeo en tres dimensiones. Este último nos ha encantado y resulta muy satisfactorio y adictivo.
El juego en sí mismo es realmente entretenido: todos los mapas están llenos de elementos con los que interactuar, minijuegos que completar y recompensas para conseguir. Poco a poco, podemos ir mejorando a Sonic utilizando objetos para aumentar su velocidad, ataque o defensa.
También nos sirven para avanzar en la historia, ya sea consiguiendo otros items que nos piden o realizando ciertas acciones.
El objetivo de cada isla será conseguir las Esmeraldas del Caos cautivas. Para ello tendremos que completar un pequeño hilo argumental, explorar la zona y conseguir unas llaves especiales en fases tradicionales de Sonic. Lo que vendrían a ser los conocidos “santuarios” de Zelda.
Estas zonas tienen un gran diseño de nivel y diferentes retos para conseguir, obteniendo llaves al completarlos de forma individual. Conseguir las mejores puntuaciones y completar los desafíos en estas fases resulta adictivo y satisfactorio. Combinado con la exploración y desafíos del mundo abierto resulta en un juego entretenido y divertido, aunque raro. Pero ¿qué más da? Te lo estás pasando bien y eso es lo importante.
Sonic puede también desbloquear habilidades que pueden utilizarse para desplazarse, pero también en los combates, que han cambiado muchísimo. Ahora se combina una mecánica machacabotones accesible para todos con el timming para no atacar y moverse por el escenario a toda velocidad, pudiendo fijar la cámara en los enemigos y correr libremente: justo la experiencia que esperábamos de un juego de Sonic de este calibre. Se nota que han puesto mucho cuidado en que la cámara no cause problemas, porque lo han conseguido y no era nada fácil.
No todos los desafíos que nos encontramos por el mundo tendrán una gran complejidad o calidad, con algunos en los que no tendremos que hacer prácticamente nada y que resultan decepcionantes, pero otros muy trabajados y divertidos.
A la larga se nos ha hecho un poco repetitivo, ya que las mecánicas de juego y su evolución se repite durante toda la aventura, que puede tomar completarla entre 30 y 40 horas, pero que puede dispararse si queremos obtener las mejores puntuaciones, completar todos los desafíos o, simplemente, perdernos en su enorme mundo.
Así es el mundo abierto de Sonic
No tenemos claro si se ha adaptado un mundo abierto a un juego de Sonic, o un juego de Sonic a un mundo abierto. Sea como sea, el resultado ha sido revolucionario y divertido.
Choca mucho ver al erizo en un juego de estas características y su adaptación, que ya fue difícil a las tres dimensiones, resulta aún más complicada a los mundos abiertos. SEGA ha escarbado en la jugabilidad de los juegos de Sonic para traernos un mundo abierto que se sienta completamente suyo.
Las fases clásicas, ya sean en dos o tres dimensiones, se ven diferentes tras pasar la mayor parte del juego en el mundo abierto, en el que te pierdes y pasan las horas casi sin darte cuenta. No tiene grandes motivaciones, pero es muy agradable de jugar.
Con Sonic Frontiers se da un gran paso adelante en los juegos de Sonic, fijándose en detalles de los mejores mundos abiertos para contentar tanto a los fans clásicos del erizo como a los que no lo eran tanto.
Si os ha gustado el análisis de Sonic Frontiers para Nintendo Switch no os perdáis el top completo de la consola en La Lista.
Análisis de Sonic Frontiers para Nintendo Switch
Sonic Frontiers
- Un montón de contenido para disfrutar.
- La exploración es muy divertida y entretenida.
- Las fases de estilo clásico se ven increíbles y se disfrutan más que nunca.
- Buena adaptación a Nintendo Switch de un juego que parecía imposible…
- … pero no exento de fallos y problemas técnicos.
- La habilidad de contraataque rompe algunos desafíos.
- Se siente como un juego un tanto extraño.